Robert Fisher nos llevó por senderos de misterio, espadas, mitos, luchas y la tragedia de un hombre que quería ser más que una armadura.
Datos del autor (fuente monografías.com) Autor (fallecido en el 2008)
Robert Fisher empezó su
carrera a los 19 años, escribiendo para Groucho
Marx en su
programa nacional de
radio. Después escribió para cómicos tan famosos como Bob Hope, George Burns, Alan King, Lucille Ball,
Red Skelton y Jack Benny.
Autor o coautor de cerca de 400
programas cómicos de
radio, con la llegada de la
televisión también fue autor de casi 1.200 programas cómicos en ese medio. Entre ellos se encuentra la primera serie de Danny Thomas, que recibió el premio Emmy, y por la cual Robert Fisher recibió los premios Sylvania y St. Christopher por escribir la mejor comedia del año. Ha sido nominado cuatro veces al premio Humanitas. Entre sus programas televisivos se encuentran Todos en
la familia, Padre soltero, Maude, Los Jefferson y Buenos
tiempos.
También ha sido coautor de nueves películas con Arthur Marx y autor de tres obras de
teatro. Este libro ha sido su primera obra y se ha convertido rápidamente en un best seller.
El Caballero de la Armadura Oxidada es una obra de fantasía adulta que simboliza nuestra ascensión por la
montaña de la vida. Nos sentimos reflejados en el viaje del caballero, plagado de esperanzas y desesperanzas, de ilusiones y desilusiones, de risas y lágrimas. El libro nos enseña, de una forma muy amena, que debemos liberarnos de las barreras que nos impiden conocernos y amarnos a nosotros mismos para ser capaces de dar y recibir
amor.
Así escribe R. Fisher... (fragmento)
Hace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un caballero que pensaba que era bueno, generoso y
amoroso.
Hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos:
Luchaba contra sus enemigos, que eran malos mezquinos y odiosos.
Mataba dragones y rescataba damiselas en apuros.
Cuando en el asunto de la caballería había crisis, tenía la mala costumbre de rescatar damiselas incluso
cuando ellas no deseaban ser rescatadas y, debido a esto, aunque muchas damas le estaban agradecidas,
otras tantas se mostraban furiosas con el caballero.
Él lo aceptaba con filosofía. Después de todo, no se puede contentar a todo el mundo.